domingo, 30 de noviembre de 2008

DE LA SELVA A LA CIUDAD

Por: Víctor Hugo Londoño
Código: 2087379
victor1701esuao@gmail.com
DE LA SELVA A LA CIUDAD

Cuando en Colombia se escucha la palabra desmovilizado o reinsertado, se relaciona con violencia o temor. Tal vez unos sean peligrosos y sigan por el camino de la ilegalidad, pero otros son personas que trabajan, amas de casa y hombres que luchan por su sustento, que por sus ganas de salir adelante y borrar su pasado son microempresarios o se encuentran adelantando estudios, incluso algunos se convierten en líderes de comunidades, abriéndose paso en medio en un país donde es casi imposible no sentir odio y rencor en algunos sectores, como el de las víctimas de estos grupos ilegales, que han desangrado la esperanza y la paz de los colombianos.

La desmovilización individual del Programa para la reincorporación tuvo como antecedentes la desmovilización de insurgentes producto de los acuerdos de paz celebrados durante del década del 90. En 1999 fue creado el Programa de Desmovilización con el propósito de permitir a los miembros de las organizaciones armadas ilegales desmovilizarse de manera individual sin esperar a que se iniciara un proceso de paz formal. En el año 2003 mediante decreto se permite que los miembros de las organizaciones armadas al margen de la ley se acojan al Programa.

Se establecieron dos etapas dentro del programa para la reincorporación a la vida civil: La de desmovilización a cargo del Ministerio de Defensa Nacional y la de Reincorporación propiamente dicho a cargo del Ministerio del Interior y de Justicia. Luego en el año 2006 mediante decreto 3043, la Presidencia de la República crea la Alta Consejería para la Reintegración Social y Económica de personas y Grupos Alzados en armas (ACR), entre otras con las funciones de diseñar, ejecutar y evaluar la política de Estado dirigida a la reintegración social y económica de las personas o grupos armados al margen de la ley, que se desmovilicen voluntariamente de manera individual o colectiva, en coordinación con el ministerio de defensa nacional, ministerio del interior y de justicia y la oficina del alto comisionado para la paz.
(Alta Consejería para la Reintegración Social , marzo 2007)

La Alta Consejería para la Reintegración Social y Económica ha informado que, a noviembre de 2008, son 48.739 desmovilizados de los grupos al margen de la ley que se han acogido al Programa de la ACR. En la actualidad los desmovilizados que se encuentran cumpliendo requisitos y deberes, reciben los beneficios de Ayuda humanitaria (económica), salud (vinculación al régimen subsidiado), educación formal, no formal, superior, formación para el trabajo, seguridad, jurídico (asesoría), psicosocial, planes de negocio.
El programa tiene oficinas en todo el país llamadas Centros de Servicios. Estas oficinas son la encargadas de recibirlos, atenderlos y asegurar que los beneficios lleguen a cada uno de ellos, explicando y vigilando sus derechos y deberes, también realizan actividades como limpieza de parques, salvavidas, y demás actividades sociales para generar confianza entre la comunidad y los desmovilizados. Según la Alta Consejería para la Reintegración Social y Económica existen tres modalidades de reintegración:
1. Largo plazo: No tiene fecha en el tiempo, pero si límites en los derechos. Condicionados a la voluntad de paz y al compromiso de reintegrarse.
2. Comunidad: Para generar confianza frente al proceso y reconciliar a la población. Crear espacios de convivencia.
3. Garantiza la autosuficiencia del desmovilizado. Genera expectativas realistas. Acorde con la disponibilidad de recursos institucionales y financieros. No es asistencialista
(Alta Consejería para la Reintegración Social , marzo 2007)

Para que esto se cumpla el programa tiene como estrategia informar a la opinión pública sobre los avances y problemas del programa para generar transparencia y confianza, también campañas para sensibilizar a la comunidad.
A pesar de los esfuerzos que hace el gobierno, además del factor económico y las críticas que recibe el programa, la falta de cobertura, para lograr una atención personalizada y eficiente a toda la población desmovilizada, ocasiona otro problema, puesto que en algunos casos se traslada la violencia y la delincuencia a las ciudades y municipios donde habitan estas personas. Como el gobierno no alcanza a cubrir todos sus beneficios, los desmovilizados se ven obligados a laborar en trabajos de mano de obra no calificada como: vigilancia, construcción, taxis, aseo, etc., por su bajo nivel académico de experiencia y formación laboral, los empresarios los rechazan o quizás por su perfil o su pasado judicial, algunos desmovilizados viéndose obligados a delinquir otra vez en actos ilícitos como: Narcotráfico, hurto, asesinato, terrorismo, extorsión, etc. Tal vez por sus ansias de dinero fácil o porque llegan a una comunidad con reglas, deberes y leyes diferentes a las que estaban acostumbrados cuando se encontraban en los grupos al margen de la ley. Otro factor que incide es la falta de educación y otros más graves como problemas psicológicos que no logran ser tratados a tiempo ocasionando problemas de conducta en estas personas. Este programa quizás parezca una salida un poco difícil pues saca la guerra de la selva pero se puede convertir en un problema para la ‘selva de cemento’, ya que muchos crímenes y hechos que afectan a la comunidad están relacionados con desmovilizados.

En conclusión es un programa alargo plazo con muchos años de dedicación y los colombianos tener que soportar las consecuencia pero puede ser una de las salidas más viables a la guerra en nuestro país, que ya está cansado de esta injusticia, en el que es cruel que exista una Reparación de víctimas que consiste en entregar un monumento, dinero, psicología o simplemente un cuerpo ya descompuesto, donde es irónico que algunos funcionarios del Estado se vinculen no a ayudar a la reintegración si no a inyectar dineros y prioridades a los grupos al margen de la ley, por intereses económicos o de poder, sin pensar en la sociedad que lucha por aceptar este programa generando desconfianza en inseguridad. Por esto todos los días muchos colombianos se levantan y se preguntan ¿Cuándo se va a acabar esta guerra? ¿Quienes son los verdaderos culpables? ¿Los niños las mujeres o etnias, que están obligados a combatir, o los políticos, miembros de las fuerzas y empresarios? Por esto debemos apoyar a los desmovilizados, sin dejar que afecten a nuestras comunidades, para que su reinserción sea realmente el fin de la guerra y no su traslado a la ciudad.

BIBLIOGRAFÍA

Alta Consejería para la Reintegración Social y Económica – Marzo de 2008 - (Antecedentes y naturaleza del programa de desmovilización y reincorporación.)
OIM – Enero 2007 http://www.oim.org.co/modulos/contenido/default.asp?idmodulo=185
Proantioquia, Junio 2007 www.proantioquia.org.co/publico/File/Presentacion%20Proantioquia%20mar28-07%206pm.ppt

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